-Jean, dijo Carlos, como en un suspiro, y el sonido se apoyó sobre todo en las enes, se deslizó hacia las enes como un silencio y ahí significó, fueron dos enes, ahí estaba el nombre.
-Jean, dijo Carlos, y la forma de acentuar el sonido terso de la jota inicial tenía una indescriptible carga de pregunta, de necesidad.
-Jean, dijo Carlos.
-Jean, dijo Carlos, en el tono más pretendidamente neutro que le fue posible.
-Jean, dijo Carlos, con un acento de melancolía que se tradujo en el estiramiento casi suspirado de la a
-Jean, dijo Carlos, y el hiato cometido entre el sonido ahora sibilante de la jota y la bocanada vasta de la a contuvo en suspenso trozos de la ignorancia, residuos anteriores
-Jean, dijo Carlos, y el rasguño de la jota inicial sonó como la confesión de todo el desamparo, de todo el terror.
-Jean, dijo.
-Jean, gritó.
-Jean, dijo, por favor.
-Jean, dijo, sin mácula.
-Jean, por favor, dijo Carlos, y en su voz había costras imborrables de cansancio.
-Jean, por favor, dijo, con una voz que jadeaba y se entrecortaba por la conciencia del esfuerzo.
-Jean, dijo, en silencio.
La noche anterior (1990)
La noche anterior (1990)
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