23/7/11

Renato Mazzini



AQUÍ EMPIEZA LA ANTÁRTIDA





Este dolor está basado en un piano Fender Rhodes.

A propósito del tiempo y de ciertas propiedades

convenientes al olvido solamente recuerdo

dos o tres circunstancias: una puerta

trabada por montones de cuentas a pagar y catálogos

que se acumulaban como aglomeraciones de polvo con algo

que decir; iluminación diagonal de la sala de ensayos

que tanto se parecía a un estudio de revelado

fotográfico; la visión de casa a diez metros de

distancia y su impresión desolada y bidimensional.

Ahora el piano necesita cinco personas para

que se lo lleven. Antes: una franela, alcohol

o detergente. Este es el sitio al que

siempre vuelvo: posición cabizbaja, un reloj de pulsera



versión anibal cristobo





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